Seis poemarios publicados en 2006 aspiran a alzarse con el I Premio de Poesía Nacional Meléndez Valdés

10-03-2017 El galardón está dotado con 4.000 euros y será entregado el 26 de mayo en Ribera del Fresno, localidad natal del poeta

   El próximo 26 de mayo, Ribera del Fresno acoge el acto de entrega del premio al ganador del primer certamen nacional de poesía Meléndez Valdés.
Previamente, el 22 de abril, el jurado seleccionado para esta primera edición  decidirá cuál es el mejor poemario de entre los seis finalistas elegidos de los 22 propuestos por un jurado integrado por ocho personas, cinco de ellas escritores y tres representantes de las instituciones confinanciadoras, el Ayuntamiento de Ribera, la Junta de Extremadura y el Área de Cultura de la Diputación de Badajoz. El premio está dotado con 4.000 euros.

   El premio Meléndez Valdés, tal como ha explicado la alcaldesa de Ribera del Fresno, Piedad Rodríguez, se concede al mejor libro de poesía publicado en España durante 2016. Esta convocatoria, que nace con intención de continuidad “para reivindicar su figura y sacarlo del olvido”, forma parte del programa de actos en torno al bicentenario de la muerte del poeta (1817-2017) que se celebran en la localidad anfitriona a través de actividades musicales y teatrales, conferencias y veladas poéticas. Rodríguez ha añadido que el Ayuntamiento está restaurando la casa natal del poeta con la idea de crear un centro de interpretación en torno a su obra y figura.

     A este premio singular no pueden presentarse voluntariamente los autores, sino que son elegidos tras una selección. No sólo tiene un jurado ya que interviene también una comisión de críticos literarios que elige a los seis finalistas tras un proceso donde se han tenido en cuenta los 22 mejores poemarios publicados el año pasado. En este caso, los autores y obras son “Carta al padre” de Jesús Aguado (Fundación José Manuel Lara), “Corteza de abedul” de Antonio Cabrera (Tusquet), “No estábamos allí” de Jordi Doce (Pre-textos), “Ser el canto” de Vicente Gallego (Visor), “Han venido unos amigos” de Antonio Marí (Renacimiento) y “Pérdida del ahí” de Tomás Sánchez Santiago (Amargord).

    Entre los críticos literarios hay nombres prestigiosos como Nuria Azancot de “El Cultural”, Alex Chico de “Quimera”, Enrique García Fuentes del diario Hoy o Francisco J. Rodríguez Marcos de “Babelia”. El jurado está compuesto por los poetas Álvaro Valverde, que actúa como presidente, Olvido García Valdés, Irene Sánchez Carrión y Juan Ramón Santos, además de Eduardo Moga en representación de la Junta de Extremadura, Elisa Moriano por parte de la Diputación de Badajoz y la alcaldesa Piedad Rodríguez. El escritor José Mª Lama actúa como secretario.

      Cristina Núñez, diputada del Área de Cultura de la Diputación Provincial, ha indicado que este galardón es un homenaje a uno de los hijos más ilustres de Ribera, de Extremadura y de España. No obstante, está considerado como el poeta principal del siglo XVIII, además de dramaturgo, jurista y político. Ha anunciado, además, la próxima edición de un libro que glosa la figura del poeta ribereño.

    Para el director de la Editora Regional, Eduardo Moga, “la Junta se complace con esta colaboración porque los premios literarios siempre son importantes y hay que reivindicarlos, sobre todo si responden a difundir una figura extremeña como la que nos ocupa”.

      Moga ha destacado que la escritura de Meléndez Valdés es “abierta y limpia, un poeta anacreóntico, es decir, cuya poesía es delicada, pastoril, de sentimientos, muy fina, casi quebradiza”. También lo ha definido como un afrancesado que tuvo que exiliarse a Francia, donde falleció, y creía en la razón y en la fuerza de la ciencia.

Juan Meléndez Valdés
  Nació en Ribera del Fresno el 11 de marzo de 1754 y falleció en Montpellier (Francia) el 24 de mayo de 1817. Pese a haberse dedicado a las leyes, se hizo conocido como poeta y difusor de las artes. Cuando Juan tenía siete años su madre falleció, hecho que lo marcó considerablemente y lo llevó a volcarse con afición en la poesía con el fin de calmar a su dolido corazón. Este hecho, sumado al de la muerte de su padre, en 1774, fueron los que lo convirtieron indudablemente en un hombre melancólico y decepcionado de la vida, como puede notarse en sus escritos. Estuvo ligado fuertemente con la cultura francesa; de hecho se trasladó a Montpellier para aprender de la cultura y empaparse de la poesía del país galo. Algunas de sus obras destacadas son "Batilo", "Las enamoradas anacreónticas" y "Las bodas de Camacho el rico". Además ha participado en diversas antologías y se lo considera una figura importante de la lírica de su época. Sus poemas se adaptan a temas pastorales y al sentimentalismo propio del neoclasicismo de la Ilustración. Está considerado un precursor del romanticismo por su amor a la naturaleza y las descripciones que de ella ofrece en sus obras.

 

Información adicional

Publica: Gabinete de Comunicación (Presidencia y Relaciones Institucionales)