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En el aspecto morfológico la población se estructuró en torno a la Fuente Pellejera, originando un entramado de callejas de evocadores nombres -Bodegones, Curtidores, Simona, del Cristo, Zapatería, Tenería, Cárcel... - sobre el que se configuraría el núcleo definitivo. Esto presenta la característica estructura medieval de diseño ovalado con trama de caparazón de tortuga, rodeándose con una cerca de piedra de la que perduran diferentes lienzos, muchos rescatados y puestos en valor últimamente. De las antiguas puertas se conserva la de Montemolín, remodelada en su actual estructura de ladrillo en tiempos de Felipe II.

Si Llerena es el corazón de la Orden de Santiago, el corazón de Llerena es su Foto: Vídeo plaza barroca y la Foto: Vídeo iglesia de Ntra. Sra. de la Granada que la preside. Su conjunto constituye sin duda el elemento más representativo de la ciudad.

La iglesia de Ntra. Sra. de la Granada es obra de singular interés por su resolución formal, contenidos artísticos y significación histórica, tratándose de una de las realizaciones más conocidas de toda Extremadura. Entre sus componentes destacan las naves interiores, de variada riqueza morfológica y espacial; la suntuosa capilla gótico-renacentista erigida en el siglo XVI por Luis de Zapata; la elegante torre barroca de ladrillo; o el conjunto de sus capillas y tesoros muebles. Con todo, ninguna de sus partes puede compararse con la inigualable fachada repleta de arquerías que preside la plaza que se abre por delante, como marco donde se celebraban los Autos de Fe de la Inquisición y otros acontecimientos públicos.

Esta plaza constituye el modelo más representativo quizá del recinto barroco de espectáculos existente en la región. Su espacio queda perimetrado en los restantes costados por soportales que originan una realidad compositiva de enorme virtualidad y plasticismo, con zonas bien diferenciadas dentro de su unidad, como el tramo de la popular Casineta.

Foto: Plaza Mayor
Plaza Mayor

En la plaza se integran también el Ayuntamiento, la Cárcel vieja y otros edificios donde se continúa la secuencia de soportales y arcadas, así como el pasadizo del Camarín, en el que se inicia la Corredera, la fuente de Zurbarán, la inmediata Plaza del Pasquín y otros rincones de insuperable atractivo y valor ambiental.

Foto: Soportales
Soportales

En contraste con la impecable blancura de la Plaza Mayor, la iglesia de la Granada, y el caserío que las enmarca, no lejos se alza la iglesia de Santiago, creación gótica erigida a finales del siglo XV por el último Maestre Santiaguista, Rodrigo de Cárdenas.

Su severa estructura de sillares calizos de tonos dorados, resalta sobre los tejidos encalados que la rodean, ofreciendo al exterior composición del recio aspecto, rico en volúmenes. En el interior encierra contenidos de notable riqueza, como la sepultura del impulsor de la obra y su esposa, si bien sus cuerpos nunca llegaron a descansar en tal monumento.

La iglesia preside la calle que de ella toma el nombra, y que, dividiendo a la ciudad en dos sectores, resulta una de sus vías más características. En sus distintos tramos se sitúan el ya desaparecido convento de Santa Isabel, el Hospital de San Juan de Dios y algunas de las más significadas instituciones y casas solariegas de la ciudad, cuyas elegantes fachadas blasonadas denotan su abolengo. En el extremo de poniente de la misma se sitúa la que fue Puerta de Villagarcía.

Cercanos también a la Plaza Mayor, aunque enclavados en direcciones opuestas, se hallan otros dos hitos importantes de la población histórica. En la calle Zapatería, el Palacio Episcopal, sede de la Diócesis del Priorato de San Marcos de León. Y en la Plaza del Botón, la que fuera mansión de Luis de Zapata.

El primero conserva su estructura originaria del siglo XVI, con hermosa portada gótica y claustro mudéjar con pinturas murales. El segundo, hoy remodelado como Palacio de Justicia, mantiene el bellísimo atrio porticado plateresco de doble arcada, que por si sólo demuestra la razón de su dueño cuando afirmaba que su casa, era "la mejor que tuvo caballero". En otro tiempo, el edificio sirvió de sede también al Santo Oficio.

Muy destacado resulta igualmente el conjunto de ermitas, conventos, hospitales y demás centros religiosos que, en número muy elevado, se concentraban en la ciudad, y entre las que, además de las ya mencionadas, se contaban las iglesias del Rosario, Espíritu Santo y la Merced, esta última fundación jesuítica hoy magníficamente restaurada como centro cultura. Y ocho conventos cuatro de frailes: Dominicos, Observantes, Franciscanos Descalzos y San Juan de Dios; y otros tantos de monjas: Concepción, Santa Isabel, Santa Ana y Santa Clara.

Foto: Puerta
Puerta

De todos, el convento de Santa Clara es el único que se conserva. Situado en la Corredera, presenta fachada de mampostería y ladrillo recientemente restaurada. Entre sus ricos contenidos cabe citar su magnífico retablo barroco; la cúpula decorada al fresco y una hermosa talla en madera de San Jerónimo, obra de Martínez Montañés. En este convento se producen los típicos "Corazones de Monja", exquisita variedad de la repostería tradicional, únicas por su elaboración, que no deben dejar de probarse.

Tales monumentos y los muchos más que proliferan en la localidad, se enmarcan en un atractivo paisaje urbanístico, compuesto por las casonas solariegas y mansiones hidalgas de los antiguos linajes de la ciudad, cuyos señeros blasones -Cárdenas, Luna, Zapata, Portocarrero, Figueroa, Ramírez de Guzmán, Monroy, Cieza de León, etc.- lucen sobre las fachadas. Junto a ellas abundan también las edificaciones populares de tipo tradicional y otras que, como evidencia de su antigüedad, conservan ventanas y otros componentes de tradición mudéjar.

Foto: Muralla
Muralla

El conjunto urbanístico de Llerena, bien conservado en general, no obstante el exceso de transformaciones que está experimentado últimamente en sus edificaciones seculares, se presenta pulcro e impecablemente enjalbegado, ofreciendo un marco de insuperable atractivo para ser recorrido en sosegado paseo, recreándose en la contemplación de cada uno de los mil rincones de sorprendente encanto e insólito plasticismo que la población ofrece, encerrando cada uno toda una carga de evocaciones históricas.

Por su significación y contenidos, Llerena fue declarada Conjunto de Interés Histórico Artístico Nacional en 1.966.

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